sábado, 30 de abril de 2011

JENGIBRE Y FIBROMIALGIA. Cedido por nuestra amiga Marian Rubio Martinez



En la medicina ayurvédica (de la India) y en la medicina china el jengibre ocupa un lugar importante. Existen estudios que apuntan a que en estos casos el jengibre es más efectivo que los medicamentos recetados.

El jengibre es una planta cultivada en los países cálidos, de rizoma aromático que se usa en medicina y como especia, es un tubérculo (tallo subterráneo modificado y engrosado donde se acumulan los nutrientes de reserva para la planta) articulado, en forma de mano, a los cuales se les da el nombre de rizomas compuestos que son la parte esencial de la planta, de un olor fuerte aromático; sabor agrio, picante.
Los rizomas son de color cenizo por fuera y blanco amarillento por dentro.
Las hojas son alargadas como las de maíz cuando apenas brotan de la tierra y envuelven con su vaina el tallo. Las flores son vistosas, están dispuestas en espigas cónicas y soportadas por escamas empizarradas.

Es una planta herbácea, perenne, rizomatosa, hasta de 1,8 m de altura. El Jengibre no produce ni frutos ni semillas y pertenece a la misma familia de la Cúrcuma.
Se cultiva al sur de Asia, aunque es también es cultivado en muchos países cálidos (Colombia entre ellos).

Como condimento, luego de su ingestión da una sensación fresca en todo el cuerpo, en forma confitada su raíz es una de las especias más utilizadas en la industria de pastas y galletas así como en la fabricación de salsas y bebidas.

Terapéuticamente, el Jengibre es empleado como tónico y aperitivo en las personas convalecientes. Como ayuda para el sistema estomacal es considerado excelente.

El jengibre tiende a elevar un poco la temperatura corporal por lo que puede agravar las molestias de las mujeres que sufren de calor a causa de la menopausia y no debe ser usado por personas que estén pasando por una fiebre alta. Durante el embarazo debe usarse con moderación.

Las culturas Hindúes y Chinas lo han utilizado por milenios como un aliviante digestivo. Los chinos consideran el jengibre como el yang, o comida picante, la cual equilibra la comida fría ying para crear armonía. Los griegos romanos, también lo utilizaban para este propósito. En Europa y América se convirtió en popular como una bebida suave. (Ginger ale, Ginger Beer, y Ginger tea) para alivios estomacales.
Hoy, el jengibre es cultivado mundialmente, se cultiva, en países como: la India, la China, Japón, Indonesia, Islas del Caribe y en Venezuela en varios estados, siendo en la Guayana el sitio donde se da con buen sabor y tamaño.

Tradicionalmente el Jengibre se ha utilizado para tratar las afecciones intestinales, especialmente para los problemas digestivos, parece ser que al estimular el páncreas, aumenta la producción de enzimas que favorecen la digestión y evitan la aparición de una serie de efectos secundarios relacionados con una mala absorción de los mismos. Igualmente su poder antibacteriano resulta eficaz para prevenir problemas intestinales que se producen por alteraciones en la flora intestinal.

Es un remedio ideal para combatir las nauseas. Durante un viaje largo, se toma un par de tabletas o comprimidos unas 3 horas antes de viajar y puede liberarnos de las molestias del mareo.

También es excelente para contrarrestar los vómitos producidos por la quimioterapia, ingerirlo con los alimentos, ayuda a que se minimice la reacción del cuerpo a los medicamentos de dicho tratamiento. Al igual que los causados en los primeros meses de embarazo y los post-operatorios.

Puede servir también para evitar la aparición de úlceras estomacales, parece que su compuesto antibacteriano es capaz de eliminar los Helicobacter pylori, una bacteria cuyas secreciones de amoniaco ataca los jugos gástricos y produce úlceras en el duodeno y gastritis. Así mismo es capaz de neutralizar el exceso de ácido gástrico que es otra de las causas por las que aparecen las úlceras.

Es su capacidad antibacteriana y su tolerancia a los microorganismos necesarios en la flora intestinal (Lactobacillus) la que le permite aumentar la riqueza de esta, eliminando microorganismos perjudiciales, como la Escherichia Coli, responsable de la mayor parte de las diarreas especialmente en los niños. Su efecto hace que se minimicen las hinchazones estomacales y previene el meteorismo y estreñimiento.

Un estudio danés ha encontrado que el consumo de jengibre significativamente alivia el dolor asociado a la artritis reumática, osteoporosis, y pacientes con desordenes musculares.

Si se hace una infusión de Jengibre y se toma 3 veces al día, puede combatir las alergias producidas por el polen, el polvo, pinturas, etc.
En un estudio sobre 56 pacientes (28 con problemas reumatoides, 18 pacientes con osteoporosis y 10 con dolores musculares) fueron estudiados durante periodos de 3 meses a 2 años y medio.
Tres cuartos de los 46 pacientes con artritis experimentaron alivio en el dolor y la hinchazón.
Todos los pacientes con disconformidad muscular experimentaron "alivio del dolor."
Durante el periodo de las pruebas, ningún paciente reporto algún efecto secundario por el consumo consistente de jengibre. Otros estudios han producido similares resultados, donde los pacientes comentaron que el jengibre "produjo alivio del dolor, hinchazón y mejores resultados que la administración de medicamentos antiinflamatorios.

Su uso previene los ataques cardiacos y las anginas de pecho, así como la trombosis. Puede constituir una alternativa como complemento natural a los tratamientos convencionales.

Aumenta y favorece la circulación y la regeneración de los tejidos afectados especialmente si se combina con la cebolla y el ajo.

jueves, 28 de abril de 2011

LA FIBROMIALGIA NO ES UNA ENFERMEDAD MUSCULAR




MITO 1: La fibromialgia es una enfermedad muscular.

REALIDAD: La fibromialgia no es una enfermedad muscular.



Aunque son muchos los médicos que aceptan que la fibromialgia es una enfermedad, sin embargo, muchos piensan erróneamente que se trata de una enfermedad muscular. Esta conclusión puede parecer evidente, puesto que el dolor se percibe en toda la musculatura, pero o deja de ser falsa. En los últimos cien años, esta idea errónea también se ha reflejado en la bibliografía médica, y hasta hace poco esta enfermedad se denominaba inflamación de las fibras musculares (fibrosis), o reuma muscular.

A este enfoque erróneo también contribuyeron los resultados de estudios en los que se reflejaban numerosas anormalidades en la estructura muscular de los pacientes de FM.: las fibras musculares presentaban un aspecto como si hubieran sido atacadas por polillas, y en las muestras de tejido muscular se encontraron fibras musculares rojas “deshilachadas”, las fibrillas de las fibras musculares parecían estar separadas (separación de las miofibrillas), y las membranas de las células musculares tenían un aspecto puntiagudo.

Hoy en día sabemos que en realidad estos resultados no nos dicen nada sobre la FM, y que son típicos (específicos) de esta enfermedad. Al contrario, se trata de resultados que inducen a error, que no sirven ni al enfermo ni al médico, ni tampoco ayudan al paciente de FM, ya que no dan ninguna pista importante en cuanto se refiere a las causas de la enfermedad. A pesar de que todavía se buscan las causas musculares de la FM, estas investigaciones han perdido toda relevancia.

En comparación con las personas sanas, son los dolores los que limitan la movilidad física de los pacientes de FM: la musculatura se activa menos, se le exige menos y el tejido muscular se adapta a esta pasividad, y por la consiguiente falta de ejercicio modifica su estructura. Además, la rápida fatiga suele agravar este proceso de desactivación muscular.

Por cierto, en un estudio actual se comprobó que los pacientes de FM realmente tienen una musculatura y una fuerza muscular normales.

TRAUMAS, ACCIDENTES O DISGUSTOS COMO CAUSANTES DE ENFERMEDAD. Cedido por nuestra amiga Emilia Quirós


Dado que está bastante generalizada la creencia de que la enfermedad, en muchos pacientes, se ha desarrollado a partir de acontecimientos traumáticos, accidentes, disgustos, etc., He pensado que, quizá sería interesante, comenzar una especie de terapia para SOLTAR lo que nos ha hecho daño emocionalmente y poder LIBERAR la carga emocional. ¿Qué os parece? ( Lo he recogido de una publicación de Artritis Reumatoide).

Antes de contestar estas preguntas analiza bien tu vida sobre todo tu PASADO y como está la relación con tus seres queridos y todo lo que te rodea.
- ¿Qué paso en tu vida antes de que te enfermaras? Puede ser cualquier enfermedad: AR, Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica, etc.
- ¿Qué suceso, qué pérdida o qué disgusto fue el que viviste antes de ser DIAGNOSTICADO? Medita y date tu tiempo para que juntos lo analicemos...
- ¿Cómo fue tu niñez, lo recuerdas?
- ¿tus papás se peleaban?-
- ¿eran estrictos contigo?
- ¿te sentías feliz? Todo eso tienes que pensar y tratar de recordar.
Se dice que la FM, el SFC y otras enfermedades, se desencadenan porque algo emocionalmente nos afectó. Muchas personas lo esconden, o no quieren darse cuenta de que vivieron algo traumático y que, con el paso de los años, se derivo en alguna enfermedad.
Este tipo de problemas que algunos han vivido es como hacerlos sentir IMPOTENTES y como que siempre se verán con el puño duro. Por eso es mejor SOLTAR, tratar de no estar como a la expectativa o a la defensiva. Porque siempre estamos en posición de combate. Lo importante es que ahora podemos detectar qué nos hizo daño y no permitir que esto siga ocurriendo porque no hay por qué seguir pasándolo mal.
Lo importante es CONTARLO, no callarlo y verlo de esta manera: Hay que soltar lo que ya pasó. Por ejemplo: si por alguna cosa nuestros padres fallaron no culparlos por lo que vivimos, simplemente aceptar que, si ellos eligieron esa vida, fue por algo y allá ellos. Si ya no están con nosotros simplemente decirles: papá, mamá gracias por darme la vida, ya hicieron ustedes su vida ahora me toca a mí vivir la mía sin cargar este peso que llevo encima. Así se deberá de hacer con cada persona que nos causó algún problema, temor, trauma o lo que sea que nos haya afectado.

martes, 26 de abril de 2011

EJERCICIO Y FIBROMIALGIA. Martín Caicoya (Médico)


Recuerdo aquella frase de Emilio Lledó: no hay ver sin saber. Me impresionó mucho por su potencia y concisión, y me hizo pensar en una reflexión de Jaime Salinas que había leído hacía años en la que decía que los objetos se individualizan cuando se nombran. Según estas dos proposiciones, el mundo para el ser humano está en una cárcel, bien del saber o de la lengua. Quizá sean los artistas y los científicos los que nos liberan de sus rejas porque ellos saben ver lo que aún no sabemos ni nombramos. También pueden confundirnos, concentrar nuestra vista y entendimiento en aspectos de la realidad que combinados parecen configurar algo nuevo, pero que no es más que una imagen espuria, un error de percepción al que tan acostumbrados estamos los seres humanos. Las evidencias engañan, más cuando se empaquetan en una percepción bien organizada. En medicina nos hemos equivocado muchas veces al ver lo que no había. Son famosos los errores anatómicos de Galeno que, como evidencias, lograban ver los médicos en los cadáveres hasta bien avanzado el siglo XVI. Muchos se preguntan si enfermedades como la fibromialgia no serán construcciones forzadas que configuran entidades inexistentes. Es la postura defendida hace años por expertos de la OMS. Sin embargo, la mayoría de los reumatólogos y no digamos los que la padecen consideran un insulto poner en duda su realidad y el sufrimiento que acarrea. El que la farmaindustria esté obteniendo pingües beneficios no debe ser un motivo para dudar de su realidad, pero sí para examinar la utilidad de los tratamientos.

La fibromialgia se caracteriza por dolor músculo-esquelético, tanto espontáneo como a la presión, además de cansancio, trastorno del sueño y rigidez articular. El esfuerzo por encontrar una causa o siquiera un signo que refuerce la solidez de esta entidad es enorme e infructuoso. Es cierto que se puede demostrar que en el cerebro, en las áreas encargadas de recibir e interpretar el dolor, se observan particularidades. Pero eso es lógico, cómo no las va a haber si estas personas se quejan de dolor y tiene una respuesta que se considera anormal. Lo que se confirma, y no es poca cosa, es que sufren.

No es infrecuente que las pacientes con fibromialgia, por cada hombre con el trastorno hay nueve mujeres, nos digan que antes eran muy activas, que nada se les ponía por delante. Lo dicen lamentándose de su estado actual y de la carga que ahora suponen para su familia. Tampoco es infrecuente que un acontecimiento traumático haya desencadenado el problema, por ejemplo, un latigazo cervical. El latigazo cervical es también misterioso, no hay ninguna señal anatómica ni fisiológica que lo explique.

Prevenir la fibromialgia debería ser un objetivo, dado que hasta el 3 por ciento de la población la puede llegar a sufrir. Claro, es muy difícil prevenir algo que no sabemos cómo se produce y que ni siquiera sabemos qué es. Pero uno siempre puede especular y es lo que hicieron varios investigadores. Me interesa en particular un estudio realizado en Noruega en el que se siguió durante once años a casi 16.000 mujeres que no padecían fibromialgia. En el curso de ese período se diagnosticaron 380 casos, que supone algo más del 2 por ciento de las mujeres. Se preocuparon de saber desde el principio si hacían ejercicio, fumaban y qué nivel educativo tenían, además de conocer su peso y altura para calcular el índice de masa corporal (peso dividido por el cuadrado de la altura en metros). Los resultados son interesantes y prometedores. Por ejemplo, las mujeres más obesas y sedentarias tenían más del doble de riesgo de desarrollar fibromialgia que las que tenían peso normal y hacían ejercicio al menos una hora a la semana. Tanto el ejercicio, ajustado por peso y otros factores, como el peso, ajustado igualmente, aparecen como variables que predicen el riesgo de fibromialgia. La conclusión que se puede sacar es que conviene hacer ejercicio y mantener el peso; independientemente de que no sepamos cómo previene la fibromialgia, trastorno que ni siquiera entendemos.

Para el tratamiento de la fibromialgia se ha puesto de moda un medicamento antiepiléptico que parece que eleva el dintel del dolor. Es un fármaco caro, pero si es útil, bienvenido sea. Alternativa, o complementariamente y la misma o más eficacia, está el ejercicio tanto de fuerza como de resistencia. Se han ensayado muchas modalidades. Me interesa particularmente el tai-chi, porque es relativamente fácil para las personas que sufren dolor músculo-esquelético. Estudios bien diseñados demuestran que es bastante eficaz en el control de los síntomas, tanto físicos como psicológicos.

Uno se sorprende de los beneficios del ejercicio y el mantenimiento del peso hasta llegar a pensar que tanta bondad no puede ser cierta. Pero las pruebas demuestran una y otra vez que son eficaces para la prevención y tratamiento de muchas enfermedades. Por eso no dejaré de insistir en recomendarlos.

lunes, 18 de abril de 2011

Decálogo contra la Fibromialgia




La Sociedad Española de Reumatología ofrece a los afectados por fibromialgia el presente decálogo de consejos, que ha diseñado y elaborado el Dr. Francisco Javier Ballina García



1.- APRENDA A CONVIVIR CON SU DOLOR
No hay recetas ni píldoras mágicas para la fibromialgia y el dolor crónico. Por ello, el primer paso para controlarlo es asumir que el dolor puede persistir para siempre y que, por tanto y en adelante, va a formar parte de nuestra vida. Cuando se asume el dolor, se aprende a reconocerlo y a saber lo que lo mejora o lo empeora, y estamos, entonces, en situación de buscar soluciones y de volver a disfrutar de la vida.

2.- CONTROLE SUS EMOCIONES
Muchas personas con esta enfermedad desarrollan sentimientos negativos que antes no presentaban y que les hacen convertirse en una persona diferente. Los sentimientos negativos más frecuentes en las personas con fibromialgia son: enfado, ira, depresión, frustración, sensación de fracaso, culpa y vergüenza. Debe aprender a controlarlos para que no se conviertan en un problema añadido. Reconozca todo lo positivo que le sucede en la vida: a pesar del dolor no es un incapacitado y puede hacer muchas más cosas de las que piensa.

3.- CONTROLE SU ESTRÉS
El estrés es, básicamente, la respuesta del organismo cuando afrontamos un peligro y nos preparamos para luchar o para huir. La mejor manera de combatir este estrés perjudicial es, en primer lugar, reconociendo cuál es la causa del nuestro, y evitando las situaciones que lo favorezcan.
También es útil organizar y planificar nuestras actividades diarias y dedicar un tiempo a la relajación. Esta se practica siguiendo determinadas técnicas como la respiración profunda o la relajación muscular que pueden aprenderse con un corto entrenamiento.

4.- EVITE LA FATIGA
Tan negativo es permanecer en inactividad, como realizar un número excesivo de tareas. No intente ser un perfeccionista; planee sus obligaciones, y elimine o delegue aquellas que no sean estrictamente necesarias. Intercale periodos de descanso entre otros de actividad, y haga sus tareas a un ritmo que usted pueda controlar.

5.- HAGA EJERCICIO
Posiblemente es el aspecto terapéutico más importante para el tratamiento de la fibromialgia. El ejercicio no sólo mantiene en forma los músculos y pone a punto el sistema cardiovascular, sino que disminuye el dolor, favorece el sueño, mejora la sensación de fatiga y disminuye la ansiedad y la depresión.
Caminar, correr, andar en bicicleta o bailar, son ejercicios aeróbicos que favorecen el control de la enfermedad. Comience a realizar el ejercicio de una forma suave y vaya progresivamente incrementando su intensidad y duración, hasta realizarlo de 20 a 40 minutos, como mínimo 3 días a la semana. Al principio es posible que su dolor se incremente, pero progresivamente irá disminuyendo.

6.- RELACIÓNESE CON LOS DEMÁS
Todos sabemos cómo alivia nuestras preocupaciones la conversación con los amigos y compañeros. Cuente a los demás lo que le pasa y cómo no puede hacer siempre las cosas que hacía antes, pero evite que la comunicación se centre continuamente en su dolor.

7.- PROTEJA SU SALUD
La depresión que puede acarrear el dolor crónico determina que se abandonen los buenos hábitos de salud. El tabaco, nocivo para cualquier aspecto de la salud, es también un excitante del sistema nervioso que hace más difícil el control del dolor. Lo mismo sucede con la cafeína y el exceso de alcohol, el cual puede además interferir con la medicación. Vigile su peso y haga ejercicio para mantenerse en forma.

8.- USE CON PRECAUCIÓN LOS MEDICAMENTOS
Muchos de los síntomas de la fibromialgia mejoran con la medicación. Los analgésicos y antiinflamatorios, que tan eficaces resultan en el dolor agudo, no funcionan tan bien en el dolor crónico de la fibromialgia, aunque son útiles en muchos pacientes. Existen analgésicos más potentes, denominados opiáceos, que pueden ser empleados en la fibromialgia, siempre que los recomiende un médico experto en su empleo. Otros fármacos, como los anticonvulsivantes y los antidepresivos también pueden disminuir el dolor. Existen medicamentos que pueden mejorar el sueño, los trastornos psicológicos, las molestias intestinales, etc. pero, lo más importante es que la persona que padece esta enfermedad evite el automedicarse, y se ponga en manos de un médico experto en el tratamiento del dolor crónico y en el uso de las medicaciones anteriormente mencionadas.

9.- USE CON PRECAUCIÓN LAS MEDICINAS ALTERNATIVAS
Como con frecuencia los medicamentos tienen un resultado solamente parcial, es habitual que muchos enfermos busquen soluciones en las terapias alternativas. Algunas de estas terapias mejoran el dolor y pueden favorecer el control de estrés; el yoga, la acupuntura, quiropraxis, masaje, Tai-Chi, homeopatía…
La medicina alternativa puede ser cara, y no está regulada por las guías médicas. Por ello, se debe recomendar al paciente que consulte siempre con su médico antes de comenzar cualquier terapia de medicina alternativa, ya que algunas pueden interferir con el tratamiento estándar o habitual. Desconfíe si le prometen curación, si le recomiendan que abandone la terapia con medicinas, o si le dicen que el tratamiento es un secreto y solo puede ser administrado por ciertos proveedores.

10.- SEA CONSTANTE
La paciencia es una virtud importante; conseguir resultados puede tardar algún tiempo. No lo eche todo a perder porque tenga un “día malo”. Aunque haya conseguido estabilizar su enfermedad, los “días malos” inevitablemente aparecerán y debe estar preparado para afrontarlos. En esos días, salga de casa y relaciónese con los demás, mantenga sus compromisos habituales y procure dedicar más tiempo a relajarse. Mantener con regularidad los consejos que le hemos dado anteriormente es la mejor forma de seguir controlando su enfermedad.

viernes, 15 de abril de 2011

FIBROMIALGIA


LA LUCHA POR VIVIR SIN DOLOR
Según la Sociedad Española de Reumatología, la fibromialgia (FM)"Es una enfermedad crónica, que ocasiona dolor en múltiples localizaciones del cuerpo y un cansancio generalizado" (El 90% de quienes la sufren experimentan cansancio crónico). Pese a ser reconocida por la OMS desde 1992, los enfermos de FM "chocan" aún hoy con la incomprensión de parte del sector médico y la sociedad- por no hablar del olvido de las instituciones-.
Parte de esta incomprensión se debe a su complejidad, a que no se deja encasillar en una tipología específica de enfermedad. Por eso, hemos de hacer un esfuerzo: acercarnos a quienes la padecen para comprender.

MALESTAR
Como su nombre indica (deriva de "fibro" -tejidos fibrosos-, de "mios" -músculos- y "algia" -dolor-), la FM afecta sobre todo a los tejidos blandos de cuerpo. El dolor es su característica por excelencia, pero también lo que dificulta un diagnóstico eficaz. ¿Por qué? porque es un dolor que puede asociarse a diferentes síntomas (otras enfermedades y problemas) y que no se percibe abiertamente, de ahí que se conozca como "la invalidez invisible". ¿Cómo es ese dolor? Por lo general, se describe como un ardor o dolor generalizado, desde la cabeza a los pies, pero esto depende de cada persona. Además su intensidad puede variar de un día a otro, lo mismo que el agotamiento. También puede variar su localización, más severo en las zonas del cuerpo que más se usan. Puede interferir en el día a día, pero no suele incapacitar.

SÍNTOMAS
Aunque cambia mucho de unas personas a otras, entre los más frecuentes destacan: trastornos del sueño ( a pesar de dormir las horas suficientes, se sienten cansados); rigidez física ( se manifiesta sobre todo al levantarse por la mañana, o tras estar sentado varias horas); dolores de cabeza de tipo vascular; molestias abdominales (intestino irritable, estreñimiento, diarreas, gases); males gastrurinarios ( más frecuencia o urgencia por orinar, cistitis, reglas más dolorosas, dolor al mantener relaciones íntimas); parestesias ( hormigueo o entumecimiento en manos o pies); inestabilidad o problemas de vértigo; dolor en el pecho o partes superiores del cuerpo; hinchazón de los dedos; trastornos cognitivos (lentitud mental, sentirse abrumado, menos memoria); depresión, ansiedad, etc.

PERFIL PERSONAL
La psicóloga Anna Cuscó dice: "En relación a la FM, existen en muchos casos, unos rasgos de personalidad previos del enfermo". Son personas "bandera", muy autoexigentes, perfeccionistas y eficaces en su profesión. Con la FM, este alto nivel comienza a decrecer, no pueden mantener el ritmo de trabajo y la eficacia y sufren por ello. El 80% experimentan depresión y ansiedad.

EJERCICIO FÍSICO
Aunque no se experimenta una mejora contundente, sí se recomienda la práctica gradual aeróbico (no en fases agudas de la enfermedad). Siempre ha de estar orientado por un profesional, acompañarse de técnicas de respiración y series de precalentamiento y estiramientos posteriores. Interesa ver qué hora se está mejor para adecuarlo a ella y comenzar con esfuerzos mínimos para incrementarlos poco a poco. Las actividades deben de ser aquellas que no agoten, que su impacto sea bajo, rítmico y sobre todo adaptado a cada persona. Por ejemplo caminar, ir en bici, gimnasia acuática, natación.

PAREJA Y FAMILIA
Si en cualquier enfermedad sentirse comprendido es básico, en la FM es vital. A la edad de su aparición muchas mujeres (sector donde más incide) son madres trabajadoras. La FM rompe su orden de vida; trunca la estabilidad en el seno familiar (de todos). El sufrimiento, entonces, es tremendo al sentir mermada la vida, su persona y ver cómo afecta a quienes se quiere. Hay que hablar, buscar soluciones entre todos y acudir a un profesional si es necesario.

JUNTOS
Hoy en día, como dicen en muchas asociaciones ante "el vacio sanitario, la falta de reconocimiento, de investigación, diagnóstico fiable y tratamiento eficaz", pese a no tener carácter científico, ellas se han convertido en verdaderos sustitutos de los profesionales de FM. Estas asociaciones destacan la ayuda, el contacto y la información que suministran a los enfermos ayuda a que dejen de sentirse aislados. Por eso su principal labor es la de informar, normalizar y socializar, intentando conseguir más reconocimiento tanto desde la sociedad en general como desde las diferentes instituciones públicas y privadas. Y por otro lado creando apoyos que faltan y sin embargo son necesarios (terapias psicológicas, educativas y sociales) para convivir con la FM y aceptarla.

Dossier Salud: Fibromialgia.

miércoles, 13 de abril de 2011

GESTIONAR EMOCIONES. Cedido por nuestra amiga Emilia Quirós Hernández



Una buena gestión de las emociones puede contribuir a nuestra felicidad y a afrontar una enfermedad con una calidad de vida mejor.
El término inteligencia emocional fue popularizado por el psicólogo y periodista norteamericano Daniel Golema...n tras la publicación en 1995 de su libro del mismo título.

La inteligencia emocional supone enfrentarse de forma coherente a las dificultades del día a día y dar la importancia justa a cada problema. Se trata de saber reaccionar de un modo controlado y no dejarse arrastrar por las emociones.
Ello no quiere decir que no haya que sentir las emociones, ya que la ausencia de reacción no es sana y puede traer consigo consecuencias negativas tanto físicas como mentales.

Las emociones y la salud
Se ha comprobado que las emociones pueden influir en nuestra salud y que tienen una incidencia en el desarrollo de determinadas enfermedades. Una reacción emocional se traduce en un sentimiento. De este modo, los sentimientos positivos pueden aportar beneficios clínicos mientras que los negativos pueden tener los efectos contrarios.
Las personas que padecen de estrés son más propensas a sufrir enfermedades que afectan al corazón y son más vulnerables al ataque de algunos virus, como el de la gripe. De hecho, la relajación y la meditación son técnicas utilizadas en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, de ciertos tipos de diabetes, de la artritis y del asma.

Los beneficios de las emociones positivas
Aunque las emociones positivas no pueden curar enfermedades, sí que pueden tener un efecto en el conjunto de factores que determinan el curso de una enfermedad y hacer que su evolución sea más lenta ...o que se experimente una mejoría.
Emociones inteligentes
De este modo, las emociones canalizadas de un modo saludable pueden aportar beneficios a la salud. Por otra parte, el apoyo emocional de las personas que rodean al paciente puede tener efectos paliativos del malestar y procurar bienestar al enfermo.

El paciente emocionalmente inteligente
La gestión de las emociones no es una tarea fácil y requiere de madurez y de conocimiento de uno mismo. El paciente que posee una inteligencia emocional desarrollada es una persona positiva, tiene una alta autoestima y un concepto de sí mismo real, por lo que es capaz de reconocer y de aceptar tanto sus virtudes como sus defectos.
Es asimismo una persona capaz de reconocer sus propios sentimientos y de expresarlos de un modo controlado y coherente según la situación en que se desarrollan. De igual modo, es una persona empática, capaz de entender los sentimientos de los demás y las reacciones que estos sentimientos producen.

La clave está en el equilibrio
La capacidad para superar las dificultades y las frustraciones es otra de las características que define a una persona, sana o enferma, emocionalmente inteligente. Es también una persona con motivación y con ilusión, que sabe encontrar el equilibrio entre exigencia y tolerancia.

El enfermo que sabe canalizar sus sentimientos de manera positiva enfrenta su enfermedad con menos sufrimiento y es capaz de disfrutar de los buenos momentos a pesar de las limitaciones que le impone la dolencia. Su calidad de vida es mejor que la del enfermo que se deja arrastrar por sus emociones y es incapaz de controlarlas y ser positivo

EL APRENDIZAJE DEL DOLOR. Cedido por nuestra amiga Emilia Quirós Hernández




No todos reaccionamos de igual manera ante el dolor. Un hecho traumático puede dejar secuelas de por vida en unos mientras a otros les fortalece y les hace madurar como individuos. Esa diferencia de reacciones llega a darse incluso en una misma persona, tan pronto sumida en la postración a causa de un acontecimiento adverso como en otras circunstancias capaz de superar tragedias de mayor gravedad con entereza y buen ánimo, Aunque tendemos a asociar el tamaño de la herida con la intensidad del suceso que la ha causado, la vulnerabilidad varía en función de muy diversos factores que van desde el temperamento hasta la fortaleza afectiva y desde el amparo social hasta los recursos psicológicos de cada uno.

La aptitud para afrontar los acontecimientos vitales dolorosos y sobreponerse a las situaciones de fuerte vapuleo emocional es lo que se conoce como resiliencia. El término “resiliencia” está tomado de la física, donde se emplea para expresar la capacidad de determinados materiales de volver a su forma original después de haber sido manipulados o sometidos a choques y altas presiones. De forma análoga, la resiliencia en psicología se refiere no sólo a la resistencia a un trauma -lo que en lenguaje común llamaríamos fortaleza, resignación o coraje- sino también a la asimilación del proceso con madurez, sin que provoque deterioros en el individuo. Eso no significa la eliminación del sufrimiento ni de sus efectos inmediatos; el resiliente es aquel que consigue sobreponerse, pero no el que se rodea de mecanismos de protección, escapismo y autoengaño para no afrontar la realidad y así eludir cualquier clase de padecimiento.

Aunque el concepto de resiliencia ha ingresado en la psicología prácticamente en el siglo XXI, ya en años anteriores se dieron a conocer varios estudios que conducirían hasta él. Uno de ellos efectuado en Hawai por Emmy Werner y Ruth Smith, sirvió para derribar muchos de los mitos deterministas en vigor sobre las inevitables consecuencias negativas de una infancia desgraciada. Werner y Smith observaron a lo largo de treinta años la evolución de cerca de 700 niños nacidos en condiciones miserables. Al cabo del tiempo, el 80% de ellos se había desarrollado como gente responsable, competente y equilibrada cuando no totalmente feliz. Otros estudios posteriores ofrecieron conclusiones similares respecto a supervivientes de catástrofes, heridos en atentados, familiares de fallecidos en accidentes, enfermos de cáncer o víctimas de abusos y maltratos. Frente a la creencia común de que estaban condenados a cargar para siempre con el lastre del trastorno, se comprobó que un número muy elevado de casos habían sacado algún beneficio espiritual, emocional o intelectual en su maduración. Unos se habían vuelto más tolerantes y comprensivos; otros habían aprendido a valorar las cosas pequeñas y a no desperdiciar los buenos momentos de la vida; otros, en fin, se habían fortalecido frente a las adversidades y no concedían importancia más que a lo verdaderamente importante.

“Hay que sufrir para ser feliz” afirma Boris Cyrulnik, unos de los principales especialistas en la materia (“La maravilla del dolor”, ed. Granica, 2000; “De carne y alma”. Ed. Gedisa, 2006), exagerando tal vez sus planteamientos para hacer comprender la importancia de la resiliencia. Para Cyrulnik, tanto la psicología como los discursos culturales imperantes plantean consideraciones negativistas sobre el doliente que impiden a éste superar su condición. Se diría que a las víctimas no se les deja otra opción que la de redondear la tarea del agresor o del destino. Nos fijamos más en los que caen que en los que se levantan, cosa que nos honra desde el punto de vista de nuestra capacidad de compasión, pero que no ayuda nada a superar los traumas. Nuestra “cultura de la victimología” estigmatiza en cierto modo a quienes se manejan con resiliencia. Mucha gente sigue creyendo que la única respuesta posible –y moral- a la desgracia es otra desgracia, y no concibe que se pueda hablar de “beneficios” después de un trauma. Por eso miramos con malos ojos a los viudos y viudas que tratan de reconstruir su vida con otra pareja o a los enfermos que no se quejan amargamente. Algo raro les está pasando, nos decimos para nuestros adentros. O una de dos: o no saben estar a la altura de las circunstancias –y aquí altura es lo mismo que abatimiento absoluto- o no son conscientes de sus desgracias y, por tanto, tarde o temprano acabarán cayendo en una depresión más profunda.

Pero siempre habrá quien se comporte como canta el Duo Dinámico en “Resistiré” (una exhortación musical a la resiliencia “avant la page”): “Aunque los vientos de la vida soplen fuerte/ soy como el junco que se dobla/ pero siempre sigue en pie”. Aunque en la moneda salga cruz, quizá somos menos frágiles de lo que creíamos (y de lo que se empeña en sostener la psicología patogénica que sólo se fija en las flaquezas y no en las potencialidades del ser humano) y estamos genéticamente programados para hacer bueno el dicho de “no hay mal que por bien no venga”.

La capacidad humana de resistencia es incalculable, como lo han demostrado tantos y tantos seres sometidos a experiencias extremas. No por ello hay que concluir que la mejor educación es aquella que fomenta los miedos, el sufrimiento y el castigo de “la letra con sangre entra”. El hecho de que el dolor bien asimilado pueda ser fuente de crecimiento personal no invalida la pedagogía basada en el afecto, la seguridad, la alegría y el placer. Pero, dado que las tragedias existen y existirán sin que podamos hacer nada por evitarlo, ¿por qué no tratar de aprovecharse de ellas en vez de permitir que nos hundan para siempre?

José María Romera

(Publicado en “El Norte de Castilla” el 5 de enero de 2008. Sección Vida&Ocio)

LIBROS RECOMENDADOS




SOS... SUFRO FATIGA CRÓNICA

Elena Miró Morales
Pilar Martínez Narváez-Cabeza de Vaca
Ana Isabel Sánchez Gómez




El síndrome de fatiga crónica (SFC) es una enfermedad compleja que, como su propio nombre indica, se caracteriza fundamentalmente por la presencia de fatiga inexplicable, persistente y muy incapacitante.
Se trata de un tipo de fatiga que no desaparece con el descanso y que puede empeorar con la actividad física o mental, y además está acompañada de otros muchos síntomas específicos que varían de una persona a otra. Todas las dificultades afectan a la calidad de vida global de las personas que padecen este síndrome, para lasque enfrentarse cada día a este problema representa una gran reto.

Este libro contribuye a clarificar algunas dudas sobre este trastorno, las causas de su aparición, el modo en que se efectúa su diagnóstico y evaluación, y las estrategias que se emplean para su tratamiento.
Además, ofrece a las personas que lo padecen técnicas para aprender a manejar los altibajos en su estado de ánimo, sus dificultades para conciliar el sueño y los problemas de fatiga y funcionamiento cotidiano. Al final de la obra se incluye información de interés sobre asociaciones, libros y recursos acerca del síndrome de fatiga crónica.

martes, 12 de abril de 2011

LIBROS RECOMENDADOS


FIBROMIALGIA.
Cuando el dolor se convierte en enfermedad

Dr. Manuel Martínez Lavín

La historia de Gabriela le puede parecer familiar. Durante años, su molestia principal ha sido el dolor intenso en diversas partes del cuerpo. Esta molestia se acompaña de otros síntomas: un profundo cansancio que no mejora con el reposo, insomnio, ansiedad, jaquecas, calambres, hormigueo de brazos y piernas, cólicos abdominales, urgencia y ardor al orinar. Los síntomas la llevaron a consultar a diversos especialistas que la sometieron a variados tratamientos. Con frecuencia, en la entrevista final los médicos le dijeron algo como: "Usted no tiene nada, todo está en su cabeza".

La falta de un diagnóstico hizo que sus seres más cercanos la consideraran una persona exagerada, incluso histérica.

La historia de Gabriela es la de muchas personas que sufren lo que se conoce como fibromialgia, enfermedad tan frecuente como mal entendida por la mayoría de los médicos y por la sociedad en general.

Con un lenguaje accesible a los pacientes y sus familiares, es este libro lo explico todo sobre la fibromialgia.
Manuel Martínez Lavín

Soy Lisa

Hace más de 10 años que me diagnosticaron, fibromialgia.
La primera vez que escuche esa palabra de boca del reumatólogo no sabía ni de qué me estaba hablando.

Llegué a su consulta por casualidad, después de haber recorrido distintos especialistas.

Llevaba ya tiempo con dolores por todo el cuerpo, siempre cansada, siempre agotada, y por fin me decidía ir al médico de cabecera, primero me diagnosticó estrés, ya que entonces mi padre estaba muy enfermo y yo tenía una gran responsabilidad.
Me mandaron pastillas para relajarme y para dormir y así quedó todo, después de unos meses sufrí un ataque de ansiedad, yo cuando llegué al médico pensé que estaba sufriendo un infarto pero tras escucharme y dedicarme más de media hora me dijo que todo eran nervios, y ansiedad.
Tras fallecer mi padre (unos meses después) me decidí a ir al médico de nuevo porque los dolores eran insoportables.
Él me mandó al neurólogo y tras un examen me dijo que simplemente tenía túnel carpiano, necesitaba infiltraciones y si con eso no mejoraba me operaría ambas manos.

Yo me asusté muchísimo, sufrí dos sesiones de filtraciones que me dejaban las manos paralizadas durante más de dos horas y luego el dolor persistía pero con más intensidad. A la tercera sesión le dije que no lo soportaba más, que no solo era túnel carpiano, que mis tobillos, mis muslos, mi cuello, todo me dolía igual.

Por fin se decidió a realizarme distintas pruebas: analíticas, electromiogramas, resonancia, radiografías y ya no recuerdo cuántas cosas más.
Todo dio negativo, y dándose por vencido me aseguró que él no podía hacer nada por mí.

Después de todas las pruebas y pasar por traumatología, digestivo e incluso dermatología, llegué al por fin al reumatólogo, y solamente vio las pruebas (todas negativas) me hizo levantar, me tocó y dios mío que dolor, para entonces yo estaba hecha una piltrafilla y así comenzó todo, o terminó...

Bueno el caso es que después de tantos años todavía no me he acostumbrado a los brotes producidos por los cambios de tiempo... todavía no me acostumbro a haber perdido agilidad e incluso ganas de vivir, pero sí os puedo decir que con el paso del tiempo me siento mejor como persona.

Desearía sobre todo que este blog sirviera para que muchos escribierais aquí lo que os apetezca, con libertad, con la tranquilidad de que va a ser entendido y de que muchas veces sobran las palabras.

Un beso a todos

BIENVENIDOS


Bienvenidos, hoy comienza este modesto blog su andadura.
Ha sido idea de unas cuantas amigas que como yo sufrimos y padecemos fibromialgia.



Qué pretendemos con ello, quizás tener un espacio más privado donde poder expresar lo alegre o lo tristes que estamos.

Lo felices o lo desesperadas; intentar compartir experiencias y vivencias.
O quizás simplemente poder hablar.

Podremos también recomendarnos libros, terapias alternativas, o simplemente hacernos preguntas.
Lo único que pretendo es tener un rinconcito donde más de uno encuentre su pequeño espacio o al menos sepa que no está solo.

Bienvenidos una vez más y adelante.